lunes, 22 de diciembre de 2008

Preguntas...

Da gusto tener a un Peluchito cerca cuando te dan bajones. Cuando te da el bajón por que la ropa de tu armario no te queda tan bien como creías. Cuando te da el bajón por que te sientes más malhumorada que de costumbre. Cuando echas chiribitas por los ojos y sapos y culebras por la boca ya que el comentario más inocente te parece la mayor ofensa del mundo.
En esos momentos yo agradezco que Peluchito me de un abrazo y me diga que me quiere. Entonces, a pesar de que ya me ha dicho que me quiere, que soy lo más maravilloso que tiene y que me querrá siempre, yo empiezo con mi particular ronda de preguntas:
- ¿Me querrás aunque me ponga gorda como una nutria?
- ¿Me querrás aunque me vuelva absolutamente insoportable?
- ¿Me querrás aunque sea una borde?
- ¿Me querrás aunque me ponga histérica?
- ¿Me querrás aunque....?
Poco pesadita, vamos. Menos mal que su contestacion siempre es:
- Aunque ...
te pongas gorda como una nutria
te vuelvas absolutamente insoportable
seas una borde
te pongas histérica
...yo te voy a seguir queriendo igual.

Sopita Seca tiene las siguientes conclusiones:
- Hay que subirse el autoestima.
- Peluchito tiene una pacienca infinita

jueves, 11 de diciembre de 2008

De como acabar un día malo

No he mencionado que he tenido que cambiar de trabajo. Vamos, que me han echado de un curro y he tenido que buscar otro, un poco a la desesperada.
Pero hay cosas que no cambian: los malos días.
El mal día suele empezar bien. Descubres que no hay mucho trabajo. Tiene que entrar una cosa superurgentedelamuertequetienequesestarparanteayersinoseacabaelmundo, pero no entra. Ahí, empiezas a sospechar. El día se está empezando a fastidiar. Te pasas toooda la mañana mirando al techo (o a los foros, lo mismo da). Pero en el fondo sabes que lo que te va a llegar va a ser una bomba, que no lo sería si te dieran más tiempo, pero lamentablemente no puedes hacer nada.
Cuando quedan 5 minutos para la hora de la comida, entra. Ahí tienes el marrón, calentito, en tu mesa. Yo en mi nuevo trabajo tengo 2 horas para comer. Comí en media y me puse a trabajar. Aún así no conseguí tenerlo todo a la hora de salir y tuve que quedarme otra media hora extra: 2 horas de mi tiempo libre que nunca recuperaré ni que me serán compensadas (ni siquiera un gracias). Añadele esto a una jefa que viene cada 10 minutos para saber que tal va, y que te deja caer que corre prisa y una noche en la que apenas has dormido no sabe ni Dios porqué.
Por fin sales del trabajo. Eres de esas personas que vive donde Cristo perdió el mechero. Atasco en la carretera y anuncian porla megafonia de la estación de autobuses q hay retraso en el servicio (que raro). Así que, yo por lo menos, opté por el plan B: el tren.
Llegué hace tiempo a la conclusión de que en Cercanías, todos los días son fiesta. Y este día, no iba a ser una excepción: 20 minutos esperando en el andén, con un frío del copón, cabreada con mi trabajo y con el mundo laboral en general, cansada y sin medio para llegar a casa. Hasta se me saltaban las lágrimas de la rabia que me daba, cuando le contaba todo a Peluchito.
Por fin llegó el tren. No se si he mencionado que me encantan los niños pequeños. Pues lo digo ahora, me encantan. Y en el vagón había una nena simpatiquisíma de dos años, que al ver que la miraba me dedicó toda su atención y acabó jugando conmigo todo el trayecto, cosa que me relajó muchisimo.
Esa noche me acosté pronto, esperando que el proximo mal día tardase en venir (y pensando q la cría era una ricura ^^)

Conclusiones de Sopita Seca:
- Si sospechas que te va a caer un marrón, te caerá. Te pongas como te pongas.
- El transporte público es un timo. Cada vez más caro y cada vez un peor servicio. Ojalá pudiera coger a cochecito para venir a trabajar. Pero la conciencia ecológica que me dejó la serie "Capitán planeta" y mi negación a comerme 2 horas de atasco ida y 2 vuelta y mi absoulto rechazo a los parquímetros, hace que cochecito se quede en casita.
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGGGGGG!!!!!

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Yo puta

O eso debió de pensar el señor que se me quedó mirando con mucho interés (por su aspecto tendría edad para ser mi padre) ayer por la tarde, cuando para refugiarme de la lluvia me metí en un portal mientras hablaba por teléfono con Peluchito.
Podría ser casualidad. Si no fuera por que no es la primera vez que me confunden con una prostituta por la zona en la que pasó esto. También por que he visto como son las personas que suelen buscar ese tipo de servicios, y las miradas que les dedican a las chicas de Montera y alrededores es muy similar a la que me echó ese hombre a mi.
Se que no es por mi forma de vestir. Ni falda, ni ropa escotada ni nada demasiado llamativo. Ayer, unos simples vaqueros, y una chaqueta negra de pana. Sinceramente, no se si fue por que estaba parada, pero no entiendo por que pudo pensar eso (puedo haberme equivocado, y ojalaá fuera así). Solo se que pocas veces he sentido semejante asco.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

De comidas familiares y gazpacho

Hace un tiempo no me consideraba demasiado especialita con la comida. Cuando era pequeña odiaba comer, no la comida en si. De más mayor, comía bien, y aunque había cosas que no me gustaran, las comía. Y más si era en otro sitio que no fuera mi casa. Jamás he soportado a esa gente que va invitad@ a algún sitio y cuando le ponen el plato delante dicen: "No me gustaaa".
Pues bien, hay ciertas cosas que por mucho que haya intentado comer, jamás he conseguido que me entren de buena gana: el pescado y el tomate. El salmón y las anchoas me gustan (algun pescado más y depende siempre de como se cocine) y me encanta la comida japonesa. El ketchuo y el tomate frito me gusta, pero soy incapaz de comerme el tomate de una ensalada, aborrezco, el salmorejo, el gazpacho y un largo etc...
Pues hace unos meses, conocí a los padres de Peluchito. No llevamos mucho tiempo y por aquel entonces, menos aún (lógico), pero Peluchito vive a unos 40 minutos en coche de mi casa, y entre que era tardísimo, soy novata con el coche y a Peluchito le da pánico que coja el coche por la noche, decidimos que durmiera en su casa.
No hubo ningún problema. A excepción de levantarme con peor aspecto que una bruja y tener que conocer a los padres de Peluchito de tal guisa. No debió importarles demasiado, ya que al fin de semana siguiente me invitaron a comer.
Peluchito sabe que me he vuelto muy niña con las comidas y ya me habia preguntado que cosas me gustaban y que cosas no. Su madre se lo preguntó a él y él solo dijo que no me gustaba el pescado.
Cuando llegamos a su casa, Peluchito le preguntó a su madre que había preparado. Y con un "tengo malas noticias", me dijo que había gazpacho.
Me reí y dije que comería lo que hubiese. Pero él, que no, que no me iba a comer nada a disgusto y que se preparaba otra cosa.
Cuando estabamos medio discutiendo sobre el tema de la educación y de primeras impresiones apareció su madre, y me dijo: en mi casa no come nadie nada que no le guste. Le faltó el "Y punto en boca!"
En un intento de mantener la educación que tanto ha costado a mis padres darme, probé el gazpacho del plato de peluchito, a ver si era capaz de comerlo. Según él, mi cara fue un poema.
Al final, me pusieron un poco de tortilla de patata (que me encanta) y se acabó el tema.
Ah, y ahora me llevo estupendamente con los padres de Peluchito, especialmente con su madre. Casi todos los sábados duermo en su casa y siempre que me quedo como con ellos. Jamás ha vuelto a repetirse otro mal trago como el que he contado ^^




Sopita Seca ha llegado a las diferentes conclusiones:
- Nunca digas que no te gusta algo, a nadie. Lo pagarás caro.
- La educación que te dieron tus padres, no sirve para nada. Acabarás haciendo lo que te da la gana XD

martes, 2 de diciembre de 2008

He decidido cambiar la temática de mi blog

Este blog lo abrí en principio para escribir mis aventuras amorosas de los últimos años. Creo que solo he escrito una entrada sobre eso (sin contar con las que menciono a Peluchito). Por eso y por muchas otras cosas, he decidido cambiar mi temática por algo más general: las cosas q me pasan. Supongo que no pasará a ser más aburrido (en estos meses no he podido decir que me aburro). Esperemos.
Pues nada, a disfrutar de lo que mis deditos decidan escribir aporreando el teclado.

Sopita Seca no tiene conclusiones esta vez, solo una pregunta:
¿Será capaz de escribir más a menudo en su blog?