sábado, 11 de febrero de 2012

De vuelta

Bueno, a quién aún me tenga en su lista de blogs, quizá le sorprenda volver a verme por aquí.

Hace tiempo que me pregunto qué sería de las personas que seguía y que me seguían. Pero por unas razones u otras, no volvía a escribir.
Hace ya un tiempecillo desprivaticé el blog (no veais que lío para hacerlo público otra vez, jejeje) y dije que volvería a escribir con más tiempo. Hoy sábado por la noche, sin demasiado sueño y sin ganas de salir por ahí, intentaré resumiros un poco lo que ha sido este año y medio (o más, ¿no?) en el que no han parado de pasar cosas.

He tenido que releer una entrada anterior para saber en que punto me quedé. Y era que acababa de cortar con Peluchito y que mi abuelo había sido ingresado muy grave por una pancreatitis. También que estaba muy bien y muy contenta en mi trabajo, que seguía a tope con la fotografía y que mi familia y yo nos mudábamos.

Lo de Peluchito, efectivamente, fue definitivo. Pasé mi tiempo de luto, pasé temporadas que lo echaba de menos, pero ya se ha convertido en una persona que fue muy importante para mi, pero eso: fue.

Mi abuelo estuvo muchos meses más ingresado. Nunca volvió a ser el mismo. Estuvo una temporada viviendo en su casa con una chica que le cuidaba hasta que desgraciadamente (o afortunadamente por que estaba sufriendo mucho ya) el 9 de agosto del verano pasado, se marchó definitivamente. Poco os puedo decir más a este respecto, aún me duele muchísimo pensar que mi abuelito ya no está y siempre siempre le echaré de menos.

Respecto al trabajo, estoy trabajando, pero ya no estoy en mi puesto de diseñadora. Las cosas empezaron a ir bastante mal a raíz de que mi jefe directo dejara su puesto y mis jefes superiores mostraran lo que siempre habían sido: unos desgraciados sin escrúpulos (les iba a llamar hijos de puta, pero no conozco a sus madres por lo que no se si las mujeres tendrán responsabilidad o no en haber criado a unos seres tan repugnantes). Tras muchas peleas y contratar a otra diseñadora a la que yo misma tuve que enseñar, me despidieron. Y no contentos con eso, alguien de la oficina, supongo que sin más deseo que el de hacer daño, robó mi cámara que tenía allí para hacer fotos de productos que vendíamos. Como podéis ver, una joya de empresa. Por suerte, en noviembre empecé a trabajar, de teleoperadora, y no me va mal. Me llevo muy bien con la gente y la verdad que es un trabajo que no me disgusta para nada. Ya me han renovado el contrato una vez y espero poder quedarme bastante tiempo por que estoy muy cómoda.

Con la fotografía sigo, menos activa que antes pero con proyectiyos. Al final del post prometo poner algunas fotos para que las veais si quereis.

Y luego está mi familia y las mudanzas. Nos mudamos a casa de mi abuela y después a un pisito que tenían mis padres. Mi padre en ese verano desapareció completamente y estuvo cosa de un mes sin dar señales de vida. Con mi madre y con mi hermana había ciertos altibajos y al final decidí independizarme por que la convivencia era insoportable. A día de hoy el trato con mi familia es casi nulo y yo prefiero que sea así. Me resulta muy triste estar en esta situación, pero no puedo permitir que me hagan sentir como una auténtica mierda cada vez que estoy con ellos más de 15 minutos.

Respecto a mi independencia, primero me mudé a un pisito precioso y pequeñito y cuando a raíz del paro tuve que dejar el piso, me mudé a una habitación. En este tiempo adopté a dos gatos preciosos que adoro y me adoran (bueno, uno más que otro jejeje). Oliver fue el primero que cogí, un gato romano preciosísimo que de tan cariñoso es pesado. Lo adopté a través de una protectora que a su vez lo había anunciado en un blog animalista del 20minutos.es. A Bombón, un gato negro impresionantemente bonito (y no lo digo por que es mío, parece de anuncio) me lo encontré en una gasolinera, en julio del verano pasado (justo la semana después de que me despidieran). Tras mucho moverlo por todos lados para encontrarle un hogar, lo adopté y me lo quedé. Se me hubiera partido el alma al tener que entregarlo a otras personas, por lo que en cuanto encontré trabajo, lo puse a mi nombre.

¿Y cómo estoy ahora? Pues sobreviviendo, viendo de la forma más positiva mi vida, que no es fácil, sí, pero podría ser peor. Con mi trabajo con el que me divierto un montón gracias a mis compañeros que son encantadores. En mi habitación, que los pobres gatos al estar casi siempre encerrados se agobian y me arman cada una... ¿Y de amoríos? Se preguntará alguno... Pues tras muchos líos, rolletes e historias rarunas (si estoy soltera la verdad que soy bastante picaflor) he vuelto a enamorarme. Le conocí en un concierto y ahí estamos. Es un encanto de chico, altísimo como me gustan a mi jeje (yo soy un retaquillo, siempre el contraste es divertido) y me quiere un montón, como yo a él. ¿El problema? 800 km de distancia... Y ahora me veo yo, que nunca he creído en relaciones a distancia, completamente volcada en esto. Espero que todo vaya bien, tengo toda mi ilusión puesta en esta relación.

En fin, creo que he hecho un buen resumen de todo este tiempo. Intentaré estar un poco más al día y no desaparecer de esta forma, jeje. ¡¡¡También intentaré ponerme al día con vuestros blogs!!!

¡Un besazo enorme!

Este era mi abuelo:
Este es Óliver:
Y este es Bombón:

1 comentario:

Intento de princesa dijo...

Me da un gusto leerte despues de este monton de tiempo.

En algunas ocaciones es mejor tener a la familia lejor, sobre todo cuando sientes que te hacen daño, asi estoy yo tambien con mi madre y mi hermana.

Que bueno que tienes un trabajo donde te sientes agusto con tus compañeros.


No te olvides de escribir, te estare leyendo. besos