Cosas del cole

¿Os acordais cuando erais más peques y llegaba el profesor, a veces con ganas de hacer la puñeta, y os sacaba a la pizarra a hacer un ejercicio? Yo sí y lo recuerdo con pánico y sudores. Que no había cosa más estresante que saber que estabas a prueba (ya que el profesor por lo general tenía en sus manos un cuadernillo para apuntarte un cate enorme en el momento que se te ocurriera escribir un numero mal puesto) con 30 pares de ojos mirándote como si fueran buhos. Y claro, con los nervios acababas haciéndolo mal y sentándote para que lo hiciera otro. Vamos, que te llevabas el cate y el mal rato.
Por mi parte en el cole colaba. En los primeros años del instituto también. Pero la última vez que me intentaron sacar, ya en mi fase de eterna repetidora (4 años para el bachillerato y no fui capaz... snif) me negué. Fue algo así:
Profesora: Sopita Seca, sal a la pizarra a hacer el ejercicio.
Sopita Seca: No.
Profesora: Qué salgas.
Sopita Seca: QUE NO.
Profesora: Sal a la pizarra o te suspendo.
Sopita Seca: Suspéndeme si quieres, pero yo ahí no salgo.
Creo que me llevé el suspenso (la verdad es que no me acuerdo) pero no salí. Vamos, ya aprendí que me iba a llevar el cate igual, por lo que preferí ahorrarme el mal rato.


Pues hoy me he enfrentado a esta terrible situación. Solo que esta vez no le he dicho al profesor que iba a salir su abuela. He salido.
Y después de diez minutos con nervios, vergüenza y sudores, he llegado a la conclusión que la manera más inteligente de salir de esta situación es por la que opté en su día en el instituo.
Por lo menos, después de eso, lo he hecho bien...